A estas alturas de la vida, Ya no me importan las verdades, Ya no me gustan las ciudades, Ni los domingos en la piscina. A estas alturas de los tiempos, Ya no me importa lo que digan, Ni los rencores que merezco, Ni la sonrisa que se me olvida. Pero no, No pienses que es muy tarde ya. Pero no, Que la vida no está en otra parte. A mí me gusta que me invites A tu café de la mañana Y que te asomes escondida por la ventana Cuando me vaya. Yo necesito ese silencio Que va después de cada risa Y que me roces la camisa con esas ganas Que llevas dentro. No me hace falta más. Que mientan en serie para los que crean, Que arreglen las fotos por fuera, Que saquen las armas para intimidarnos, Y repitan lo mismo en los telediarios, Que vayan a la Luna, que miren a Saturno, Que crezca la fortuna de los jefes, Que yo sigo apostando con mis pequeñeces, Con mis cosas simples y por lo que crece, y no, No pienses que es muy tarde o que no puedo, no, Es que la vida es una y yo te quiero. A mí me gusta que me invites A tu café de la mañana Y que te asomes escondida por la ventana Cuando me vaya. Yo necesito ese silencio Que va después de cada risa Y que me roces la camisa con esas ganas Que llevas dentro. No me hace falta más. No me hace falta más. A mí me gusta que me invites A tu café de la mañana Y que te asomes escondida por la ventana Cuando me vaya. Yo necesito ese silencio Que va después de cada risa Y que me roces la camisa Con esas ganas que llevas dentro. Y a mí me gusta aparecerme Con el café por la ventana, Asomarme por la mañana, Y que sonriendo tú te despiertes, Y que tú entiendas el silencio Que va después de mi sonrisa, Y que me quites la camisa Con esas ganas que llevas dentro. No me hace falta más. No me hace falta más.